Sofía Casanova, en la sala de heridos del hospital de la estación de Varsovia |
Sofía Guadalupe Pérez Casanova nació en (Almeiras, La Coruña, el 30 de septiembre de 1861. Era hija natural de Rosa Casanova Estomper y de Vicente Pérez Eguía, que se casaron dos años después de su nacimiento. Tras el nacimiento del tercer hijo, el padre abandonó a la familia, siendo Sofía todavía muy pequeña, y dejándoles sin recursos. Para sobrevivir vivieron con los abuelos, gracias al apoyo económico del abuelo materno Juan Bautista Casanova Pla, de Ferrol. Pasó su niñez en Almeiras, y después se trasladó junto con su madre y hermanos a Madrid, con los abuelos paternos. Allí estudió poesía y declamación en el Conservatorio. Sus primeros poemas se publicaron cuando ella tenía quince años en el Faro de Vigo. No fue ella sino su madre quien los remitió al periódico al encontrarlos guardados en su habitación. El talento por la poesía de Sofía se reconoció en los círculos literarios más selectos que frecuentaba con asiduidad. A principios del 1880 ya se había ganado un nombre como joven promesa de la poesía.
Con motivo del 75 aniversario de la aparición de la revista Blanco y Negro, se publicó un suplemento especial dedicado a las letrasdonde figuraron 33 escritores, periodistas y poetas seleccionados, entre ellos, Rafael Alberti, Antonio Machado, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala o Juan Ramón Jiménez, un elenco importante de la cultura española. De las 33 figuras incluidas en el cuadro de honor del suplemento, solo se reseñan estas tres mujeres: Emilia Pardo Bazán, Concha Espina y Sofía Casanova.
Fue protegida por el poeta Ramón de Campoamor, quien la introdujo en las tertulias literarias del conde de Andino, tutor del rey Alfonso XII, y del marqués de Valmar, que se convirtió en un buen amigo y mentor. A través del marqués fue presentada en la corte de Alfonso XII, que organizaba veladas poéticas. A los veinte años era ya una poetisa consagrada. En 1885 el propio monarca costeó la edición de su primera obra, Poesías. Según los biógrafos de Alfonso XII la debilidad que sentía por Sofía se debía en parte al gran parecido físico que esta tenía con la infanta Eulalia de Borbón, hija pequeña de Isabel II.
En las tertulias que frecuentaba, mantuvo trato con intelectuales de la época, entre ellos Emilio Ferrari o Bernard Shaw. Entre las mujeres escritoras que conoció estaban Concepción Jimeno Gil, su amiga de juventud Blanca de los Ríos, Sofía Tartilán, Filomena Dato y Emilia Pardo Bazán.
Sofía y su marido |
En 1905 decidió instalarse definitivamente en España, cuando tenía cuarenta y tres años de edad. Realizó colaboraciones literarias con ABC, El Debate, Blanco y Negro, El Mundo y Galicia, y su hogar madrileño se convirtió en un espacio de encuentro por el que pasaron Basilio Álvarez, Alfredo Vicenti, Ramón y Cajal, Alberto Insúa, Victoriano García Martí y Castelao, que ilustró su libro Princesa del amor hermoso (1909). Mantuvo una intensa actividad social, pronunciando conferencias y participando en las llamadas "obras sociales".
Aunque afincada en España, Viajaba frecuentemente a Polonia, donde vivían sus hijas. Durante uno de estos viajes, en julio de 1914, estalló la Primera Guerra Mundial., que sorprendió a Sofía cerca de la frontera con Alemania Después de un mes de resistencia abandonaron Drozdowo en dirección a Varsovia, donde se hizo enfermera de la Cruz Roja en una sala de moribundos. Ese viaje al horror, cuentan sus biografías, la hirió profundamente y cambió su vida. Miles de amputados, envenenados con gas (a punto está de perecer así durante un bombardeo). Incluso acude al frente en una misión para llenar un tren de despojos humanos asidos a un hilo de vida y dar sepultura a cientos de cuerpos en la tierra que les ordenaron defender. Ese viaje al horror la escandaliza, la hiere profundamente, le cambiará la vida.
Allí escribe una de las mejores crónicas de su vida: un informe al Gran Duque Nicolás contraviniendo la orden, recibida en el hospital, de asistir solo a los heridos rusos y dejar a los alemanes a su suerte.
Todo esto lo narró en una carta al diario ABC, intentado convencer a sus compatriotas de que no estaba justificada la creciente admiración por los alemanes. Torcuato Luca de Tena, propietario y director del diario ABC le escribió con la propuesta de que se convirtiera en la corresponsal de ABC en la Europa oriental, propuesta que aceptó.
En 1915 el avance alemán obligó a evacuar Varsovia. Siguió trabajando en el hospital hasta que los alemanes entraron en la ciudad y huye con sus hijas en el último tren a Minsk, Moscú y, finalmente, a San Petersburgo, donde la escritora será testigo de la debacle de la Rusia zarista, de la caída de la Corte Imperial de los Romanov y de la Revolución de Octubre. Durante su estancia también fue testigo de la muerte de Rasputín, del Golpe de Estado de Lenin y llegó incluso a entrevistarse con Trotski. Durante las revueltas en Rusia, Sofía recibió de forma accidental un golpe que le produjo problemas de visión de los cuales nunca llegó a recuperarse del todo. La dinastía Romanov estaba a punto de caer y la escritora y periodista fue testigo del momento e informó de ello no sin dificultades, ya que fue perseguida y censurada por sus crónicas desde San Petersburgo, desde donde narró la muerte de Rasputín y entrevistó a Trotski.8 Tras estas crónicas, la censura rusa le prohibió la comunicación con España y su silencio provocó que incluso se la llegara a dar por muerta.
En 1917 fue testigo de la Revolución rusa de 1917, que compartió de nuevo en sus escritos.Durante la insurrección popular del 3 de julio, reprimida con dureza por parte de las tropas gubernamentales, Sofía recibió un golpe accidental en los ojos de parte de uno de los que huían del tiroteo callejero. Las consecuencias de este accidente fueron nefastas para la escritora, ya que a pesar de los cuidados a los que tuvo que someterse no logró volver a ver bien nunca más. A pesar de ello, no dejó de escribir.
En 1918 Polonia logró la independencia y Sofía pudo regresar. En 1919 regresó a España y fue recibida como una heroína con multitud de homenajes. A su regreso a España, en 1919, Sofía publicó dos obras: De la Revolución Rusa,en 1917, publicada en cuatro partes en el diario ABC,y La Revolución Bolchevista: diario de un testigo, en 1920.
Sofía Casanova, con sus hijas y sus yernos, hacia 1.920 |
Entre 1920 y 1930 escribió más de cuatrocientos artículos y cuatro libros. En 1925 su nombre se barajaba entre los candidatos españoles al Premio Nobel de Literatura. Ese mismo año recibió la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia de Alfonso XIII por su colaboración con la Cruz Roja durante la 1ª Guerra Mundial.
En 1906 fue elegida miembro de la Real Academia Gallega. Tras la publicación de su novela La mujer española en el extranjero en 1910, su nombre empezó a figurar en las secciones literarias de los periódicos españoles y a ella se la consideraba una «mujer ilustre» en el mundo literario. Sofía Casanova es una de las pocas mujeres a las que Benito Pérez Galdos elogió. Después de Gertrudis Gómez de Avellaneda, solo Rosario de Acuña había representado sus dramas en el Teatro Español antes que Sofía Casanova. Pérez Galdós estrenó así la primera pieza dramática de Sofía, La madeja, el 12 de marzo de 1913. Aprovechando esta fama, intentó ampliar sus horizontes más allá del mundo de las letras y dedicó parte de su tiempo a la caridad y la educación, presidiendo así el Comité Femenino de Higiene Popular en Madrid. En 1911 entró a formar parte de la Academia Española de la Poesía Española.
En 1931 fue testigo de la proclamación de la Segunda República Española, con la convicción de que iba a ocurrir en su país lo que le tocó vivir en Rusia en 1917. Con el cierre del periódico ABC, perdió el trabajo durante unos meses. Este hecho le hizo aborrecer a los republicanos, sentimiento que fue en aumento hasta que en 1936 escribió uno de sus últimos artículos de su colaboración con el diario: Mirando a Rusia.
Vivió la Guerra civil española desde Varsovia, y desde allí, con el ABC incautado, movió cartas y crónicas en defensa del bando nacional. Rosario Martínez, principal biógrafa de Sofía Casanova, señala que su posición fue utilizada por el franquismo:
Sofía Casanova estaba pasando por unos años horribles de penuria extrema, y pretendía incluso mantener a la familia, una familia que había tenido mucho dinero pero que vivió una larga serie de guerras: la primera guerra mundial, la revolución bolchevique, las guerras de fronteras de Polonia, vivió persecuciones políticas y las pasó canutas. Y Sofía, en un momento determinado, se dejó llevar, quizá con buena voluntad, por los consejos de algunos amigos, y fue muy utilizada. No hay que olvidar que en 1938 la trajeron expresamente a Burgos para un acto de propaganda política. Pero tampoco hay que olvidar que Sofía era una persona de ideas conservadoras y que había vivido la revolución bolchevique y que de buena fe confió en el fascismo. Dentro de su mentalidad fue coherente pero en España se la utilizó mucho más allá de lo que pueda ser ético.
Regresó a Polonia para pasar la Navidad con su familia y le sorprendió el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 cuando se produjo la ocupación nazi del territorio polaco, después de la firma entre Hitler y Stalin del pacto de no agresión germano-soviético y cuya consecuencia fue la terminación de la independencia de Polonia, y se vio obligada a huir a una aldea con una de sus hijas y sus nietos.
La intercesión del embajador de España en Berlín le permitió vivir con cierta seguridad mientras contemplaba la barbarie de los campos de concentración.
En 1952 la Real Academia Gallega la nombraba académica de honor.
Sofía murió el 16 de enero de 1958. Aunque había cumplido 97 años y estaba casi ciega, seguía escribiendo, dictándole sus últimas vivencias a sus nietos. No vio cumplido su deseo de acabar sus días en España. Murió 30 de septiembre de 1861-Poznan, Polonia, 16 de enero de 1958. Está enterrada en Poznan, en el cementerio Jean-Marie Vianney en Poznan.
Además de cientos de artículos periodísticos cuentos, novelas, obras teatrales y poesías, vivió y contó cuatro guerras, convirtiéndose en la primera corresponsal de guerra española.
FUENTES:
Wikipedia: Sofía Casanova
ABC: Jesús García Calero. Las cuatro guerras de Sofía Casanova
bLOGS EL PAÍS: María José Turrión. Sofía Casanova, una reportera en la Gran Guerra
LA OPINIÓN: Isabel Bugallal. "Sofía Casanova no interesa a nadie, su figura no da juego"
Para terminar, existe un largometraje documental sobre ella, del que incluyo el trailer