Caroline Lucretia Herschel nació el 16 de marzo de 1750 en la ciudad alemana de Hannover. Su padre era un músico militar con grandes inquietudes culturales que procuró dar a sus hijos una educación polifacética que incluía música, por supuesto, pero también matemáticas, astronomía, filosofía y francés. Su madre, por el contrario, pensaba que “para ser amas de casa las mujeres solo tenían que saber escribir y leer”. A escondidas, su padre le daba clases de música y le mostraba los cielos. Pero cuando murió en 1762, su madre la obligó a dedicarse exclusivamente a las labores del hogar y a cuidar de sus hermanos, ya que pensaba que una mujer deforme nunca se casaría. Y es que a los 3 años Caroline contrajo la viruela, que le dejó la cara marcada y a los 10 años tuvo tifus, que atrofió su crecimiento. A escondidas, su padre le daba clases de música y le mostraba los cielos.
Tanto su hermano William como Alexander eran músicos y con 22 años se fue con ellos a estudiar canto. Era una buena soprano pero, excesivamente dependiente de las directrices de William, cantaba solo cuando este la dirigía.
William Herschel |
Poco después de la llegada de Caroline, William compró el libro "Astronomía", de Ferguson, y se enamoró para siempre de la ciencia de los cielos. A medida que William en su tiempo libre se involucraba cada vez más en la astronomía, le enseñaba a Caroline matemáticas, álgebra, trigonometría y astronomía, además de inglés.
En 1781, William descubrió el planeta Urano, al que llamó 'estrella georgiana' en honor al rey Jorge III, y éste le nombró Astrónomo Real, con un salario de 200 libras al año. A partir de ese momento abandonó su profesión de músico y Caroline la de cantante de ópera. Ambos se dedicarían en cuerpo y alma al estudio del firmamento.
Desde un primer momento, Caroline colaboró con su hermano en el cálculo, diseño y construcción de sus propios telescopios; y le ayudó en la catalogación y revisión de sus observaciones, pues Caroline tenía tanta o más pericia a la hora de mirar por el telescopio, aunque sólo podía hacerlo cuando su hermano estaba de viaje. Mientras él observaba el Universo, ella anotaba los detalles, preparaba las observaciones del día siguiente, calculaba las estrellas que debían ser empleadas como referencia y acumulaba datos para las publicaciones de William. También pulía y esmerilaba los espejos de los telescopios reflectantes que construían.
En 1783 Caroline descubrió dos cúmulos desconocidos y observó que el espacio estaba lleno de ellos. Los hermanos Herschel llegaron a descubrir 2.500, aunque los hallazgos individuales de Caroline apenas tuvieron crédito.
El 1 de agosto de 1786 encontró su primer cometa, que fue descrito como 'el primer cometa femenino'. El hallazgo fue recompensado por el rey Jorge con un sueldo de 50 libras anuales y con el reconocimiento de la comunidad científica, por lo que se la considera la primera astrónoma profesional. Caroline tenía por entonces 37 años. Durante los años siguientes descubrió otros siete cometas, nebulosas, galaxias espirales e irregulares y cúmulos abiertos que actualmente figuran en el Nuevo Catálogo General.
En 1798 envió a la Royal Astronomical Society su “Índice de observaciones de Estrellas fijas de Flamsteed”, con una lista de 560 estrellas que el astrónomo había omitido.
A la muerte de William, Caroline retornó a su natal Hannover, donde concentró su esfuerzo en la catalogación de los cuerpos celestes que había avistado.
En 1828 le fue concedida la medalla de oro de la Royal Astronomical Society (la siguiente medalla concedida a otra mujer no fue hasta 1.996, a Vera Rubin).
En 1835, con 85 años de edad, fue nombrada miembro honorario de esta Sociedad, ya que ser miembro de pleno derecho estaba vetado a las mujeres.
Caroline redactó su propio epitafio, que decía “Los ojos de ella, en la gloria, están vueltos hacia los cielos estrellados”. Caroline murió en Hannover el 9 de enero de 1848, a los 97 años de edad.
En su honor un cráter de la Luna se llama Caroline Herschell y el asteroide Lucretia se llamó así por su segundo nombre.
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