jueves, 12 de agosto de 2021

53, Laura Bassi, una mujer en el panorama científico italiano del siglo XVIII

 


Laura Bassi es una de esas mujeres extraordinarias que, en épocas muy difíciles para ellas, demostraron con su vida que se podía ser mujer y científica, al mismo tiempo  que esposa y madre de familia numerosa. Pero para ello, en estos tiempos , solo hace falta quitarse las anteojeras que tantas personas llevan como si fueran caballerías, en forma de prejuicios estúpidos que a estas alturas nadie con un mínimo de conocimiento puede sostener sin dejar patente su intolerancia y su ignorancia.

Yo solo puedo constatar que, aunque estudié un bachillerato de ciencias, nadie me habló nunca de ella ni, por descontado, aparecía en mis libros de texto. Si he podido saber de su existencia ha sido gracias a que  algunas personas cayeron finalmente en la cuenta de que no eran caballos ni mulos y se desprendieron de los adminículos que les mantenían los ojos semi-tapados y han escrito, algunos pequeños artículos que se pueden encontrar en internet. Incluso algún periódico de tirada nacional, como El País ha reparado en ella, aunque mostrándola casi como una curiosidad, del mismo modo que en el pasado se exhibió a seres humanos "fuera de la norma".

Laura María Caterina Bassi nació en Bolonia el 29 de noviembre de 1.711. Su padre, Giussepe Bassi,  era un abogado de origen no noble que en seguida se dio cuenta del extraordinario talento de su hija y se propuso darle acceso a todos los conocimientos que la niña demandara, Con sólo 5 años, Laura comenzó a recibir en casa clases en de latín (la lengua en la que en la época se escribían los libros científicos), francés y matemáticas de padre Lorenzo Stegani, su primo. Tras terminar su educación elemental, tomó a partir de los 13 años lecciones privadas de filosofía, con Gaetano Tacconi, el médico de la familia, que enseñaba en la Universidad de Bolonia, y era miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia. Además se preparó en profundidad sobre latín, álgebra, geometría y griego.

Pronto las extraordinarias capacidades intelectuales de la niña Bassi fueron conocidas entre la intelectualidad de Bolonia y los académicos visitaban la casa para conocer de primera mano la brillantez de la pequeña Laura. Con el reconocimiento público,  los acontecimientos se precipitan y en 1.732, cuando todavía no había cumplido los 22 años,  se suceden  varios hechos que  suponen un punto de inflexión en la vida de Laura:

- El 20 de marzo fue nombrada miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia.

Así conmemoró Google el aniversario de este hecho



- El 17 de abril, animada por su familia y amigos, participa en un debate público sobre filosofía enfrentándose a cinco notables académicos de Bolonia. Debido a la gran expectación que despertó el evento, éste se celebró en el Palacio de los Senadores de Bolonia y Bassi demostró ser una polemista eficaz, impresionando al público asistente, entre los que estaban personajes de peso como el legado papal, el cardenal Grimaldi y el cardenal Próspero Lambertini (que más tarde se convertiría en el Papa Benedicto XIV) quien la animó a continuar sus estudios y se convirtió a partir de ese momento en su mentor, proporcionándole el apoyo necesario a lo largo de su carrera.

- El 17 de mayo la Universidad de Bolonia le concedió un doctorado honorario, debido a sus evidentes capacidades intelectuales. De nuevo el evento levantó gran interés y, en un acto público que tuvo lugar en el pabellón de Hércules del Palacio Comunal, Bassi recibió una corona de laurel de plata y dio un discurso de aceptación en latín. También fue escrita una poesía en su honor. El Senado de Bolonia honró a Laura Bassi con una medalla conmemorativa en la que aparecía su cara en un lado y una representación de Minerva, la diosa de la sabiduría, en el otro. Por eso es llamada, a veces la Minerva oculta.

- El 27 de junio, con el fin de obtener una plaza de profesora en la Universidad de Bolonia, se sometió a un examen público, que de nuevo fue un éxito, con el que obtuvo una plaza de profesora de física, con un salario de 500 liras al año; convirtiéndose así en la primera mujer en obtener un puesto de profesora de física en una universidad.

En octubre de ese mismo año dio su primera conferencia en la universidad y a ella acudieron personalidades tanto de dentro como de fuera de la comunidad académica. La conferencia se tituló De corpore aqua naturali Elemento aliorum corporum parte universi y fue publicada.

Pero el profesorado de la Universidad no quería sentar el precedente de una mujer joven entre ellos. Como mujer, hasta entonces había tropezado con numerosas dificultades. Por ejemplo, podía celebrar conferencias públicas sólo con el consentimiento del Senado. En 1749, para paliar estas dificultades, inauguró un laboratorio privado en su propia casa, que se hizo famoso en toda Europa y acogió a científicos de renombre y jóvenes destinados a ser famosos. Sólo en 1776 el Senado de Bolonia le concedió la cátedra de física experimental en el Instituto de Ciencias y con ello se convirtió en la primera mujer nombrada para una cátedra de física en una universidad, además, fue la segunda mujer en doctorarse en Europa.  Estas dificultades se vieron un poco aliviadas cuando en 1738 se casó con el médico y físico Giuseppe Veratti, ya que a partir de ese momento era su marido y no el Senado quien debía autorizarla para dar clases y conferencias públicas. Según ella misma comenta: "He elegido a una persona que camina por mi misma senda de aprendizaje y por su larga experiencia estoy segura que no me disuadirá de ella." Su matrimonio le facilitó la carrera profesional, a pesar de los doce hijos que tuvo, ya que a partir de ese momento era su marido, en vez del Senado, el que debía concederle los permisos necesarios para impartir conferencias públicas y desarrollar algunos otros aspectos de su profesión. La pareja compartió no solo vida doméstica sino también trabajo profesional y curiosidad intelectual.

En 1745 el ya Papa Benedicto XIV creó una nueva sección en el Instituto de Ciencias, la Benedettini, con el objetivo de estimular nuevas investigaciones científicas en Bolonia, siguiendo el modelo de la Academia de Ciencias de París. Veinticuatro académicos fueron aceptados entre los Benedettini, con una recompensa económica de cincuenta liras a condición de que presentasen al menos un trabajo anual sobre nuevos hitos científicos. Bassi no estaba entre los veinticuatro nombrados inicialmente, pero ella no se conformó y solicitó, a través de un amigo influyente, ser incluida en este selecto grupo. El Papa creó una nueva plaza, la vigésimo quinta, entre los Benedettini para que fuese ocupada por Bassi.

Documental de la RAI sobre Laura Bassi
En 1749, para sortear las dificultades que le ponían para da clases en la Universidad, inauguró un laboratorio privado, que se hizo famoso en toda Europa y acogió a científicos de renombre y jóvenes destinados a ser famosos científicos. 

En la década de 1760, Bassi comenzó a realizar experimentos con Veratti sobre posibles aplicaciones medicinales de la electricidad, pero no publicó ningún documento sobre el tema.

En 1.776 fue nombrada para la cátedra de Física experimental en la Universidad de Bolonia, tras un largo debate, y como consecuencia el mismo Veratti se convirtió en su asistente. En ese mismo año el Senado de Bolonia le concedió la cátedra de física experimental en el Instituto de Ciencias y con ello se convirtió en la primera mujer nombrada para una cátedra de física en una universidad, además, fue la segunda mujer en doctorarse en Europa.

Su vasto epistolario demuestra que estuvo en contacto con los personajes más célebres de su época como Volta y Voltaire, y sus disertaciones, conservadas en la Academia de las Ciencias de Bolonia (una de química, trece de física, once de hidráulica, dos de matemática, una de mecánica y una de tecnología) testimonian el importante papel desarrollado por Laura Bassi en la discusión científica de su tiempo. Fue también autora de versos, que fueron publicados en varias antologías. Si bien, con respecto a la poesía ella se consideraba una simple aficionada.

Bassi era conocida también en el extranjero, mantenía correspondencia con personajes del mundo de la ciencia fuera de Italia y, cuando estos viajaban a Italia, visitaban a la científica de Bolonia. Excepcional fue el cumplido que le dirigió Voltaire, escribiendo a la Royal Society británica que prefería la Academia boloñesa puesto que "no hay una Bassi en Londres, y yo sería mucho más feliz de formar parte de su Academia en Bolonia, que en la de los ingleses, si bien ellos tuvieron a un Newton". Es imposible no destacar que, mientras en el siglo XVIII, la Academia de las Ciencias italiana admitía entre sus miembros a una mujer, en Inglaterra, la Royal Society continuó rechazando la admisión de las mujeres hasta 1945; y en Francia, la Academia de las Ciencias tardó hasta 1979 (rechazando incluso la candidatura de Marie Curie en 1910).

La carrera multidisciplinar de Laura Bassi, con logros tanto en Humanidades como en Ciencias, no tenía precedentes en la Italia del siglo XVIII, donde sobresalieron numerosas mujeres eruditas en plena Ilustración y a pesar de la discriminación académica y salarial que siempre sufrieron. Considerada una niña prodigio por su capacidad de aprendizaje y su interés por todo lo que la rodeaba, Bassi superó a todos y en todo gracias a los mentores con los que siempre contó, logrando graduarse en Filosofía con 21 años, debatiendo con gran soltura y argumentos sobre cualquier materia y luchando por su sueño de dar clases y trabajar en igualdad de condiciones con los hombres.

Laura Bassi dedicó toda su vida a la ciencia, llegando a escribir casi una treintena de estudios científicos e intercambiando ideas con otros científicos de su tiempo. También tuvo tiempo para la poesía, la piedad y las causas solidarias, además de cuidar de su amplia prole que se vio reducida a cinco a causa de la tan habitual mortalidad infantil. A su muerte, el 20 de febrero de 1778, su nombre fue diluyéndose con el paso de los años como una vela que está condenada a apagarse. A pesar de que en la actualidad parece estar casi olvidada,  fue, al fin y al cabo, una mujer excepcional que animó a otras mujeres con su ejemplo a sumergirse en el apasionante mundo de la ciencia.

Laura Bassi aprovechó el entorno y las circunstancias privilegiadas en las que vivió. A pesar de pertenecer a una familia de clase media, siguió la estela de muchas mujeres que, antes que ella, destacaron en la vida por dedicarse a lo que les apasionaba sin enclaustrarse en las tareas domésticas a las que la sociedad las predestinaba. De esta manera, y con su carácter piadoso, trabajador y solidario con los más necesitados, pudo ser científica, docente, esposa y madre. Aunque con ciertas limitaciones, pues aún era un tiempo en el que una mujer erudita e intelectual era vista como una poderosa amenaza para los hombres, Bassi recibió una educación como ellos y demostró que las mujeres podían ser educadas tanto en matemáticas y física como en filosofía, ser investigadoras exitosas, maestras brillantes y también madres de familia.

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