jueves, 2 de julio de 2020

6. Artemisia Gentileschi, otro derroche de talento

Autorretrato de Artemisia Gentileschi como Santa Catalina


La pintora a la que me refiero hoy es otro ejemplo de que si no conocemos a tantas pintoras como hubo, no es por falta de talento, sino por otras razones que no voy a discutir, pues no soy de los que cometen el error de juzgar otras épocas y a personajes del pasado con mirada y mentalidad actual. La historia es la que es. Me limito a contar lo mejor que puedo lo que sé y que cada cual se haga su composición de lugar. Tampoco voy a hacer una lectura feminista de su obra o de su vida, tal como se suele hacer. Pienso que Artemisia pintó lo que le dio la gana, y si en su obra abundan las representaciones de santas, heroínas bíblicas o personajes históricos o legendarios, Cleopatras, Lucrecias es porque en aquella época los pintores, mujeres y hombres, estaban a expensas de lo que les encargan, de los gustos de sus clientes. Si quieren pintar, no les quedaba  otra que plegarse a encargos, modas, etc. No dudo que algún suceso de su vida pudo marcarla de forma que condicionara de algún modo su pintura, pero me niego a etiquetarla como "la pintora feminista", etc., como se suele hacer. 

"Cerró con llave la habitación y después me tiró sobre la cama, inmovilizándome con una mano sobre el pecho y poniéndome una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos y me levantó las ropas, algo que le costó muchísimo trabajo. Me puso una mano con un pañuelo en la garganta y en la boca para que no gritara (…). Yo le arañé el rostro y le tiré del pelo".

 Es el relato de una violación. De una agresión sexual que tuvo lugar hace más de cuatro siglos, concretamente en el año 1611.

La mujer que la sufrió tenía 18 años y se llamaba Artemisia Gentileschi. Era hija del pintor toscano Orazio Gentileschi, y desde niña fue instruida por su padre en la pintura, como sus tres hermanos, aunque Artemisia era la que poseía más talento. A los diecinueve años, dado que el acceso a la enseñanza de las academias profesionales de Bellas Artes era exclusivamente masculino, y por tanto le estaba prohibido, su padre le dio un preceptor privado, Agostino Tassi. Un pintor de segunda fila con él que estaba trabajando en aquel tiempo Orazio. Se hicieron muy amigos y entraba libremente en casa de los Gentileschi. Esa familiariedad hizo posible la violación de Artemisia por Tassi. Cuando Orazio denuncia la agresión sufrida por su hija, Tassi, que no era tonto, arguye que hubo consentimiento y para ello intenta presentar a Artemisia como un mujer amoral. Para aclarar este punto, Artemisia es examinada por una partera, que concluye que el testimonio de la chica es veraz. En el juicio se investiga más y se determina que Tassi había proyectado asesinar a su mujer, pues estaba casado, que había cometido adulterio con su cuñada e intentado robar algunas obras de Orazio. Tassi fue condenado y se le dio a elegir entre 5 años de trabajos forzados y el exilio de Roma y como, repito, no era tonto, eligió lo último y se quitó de en medio. Es cierto que su padre le arregla un matrimonio con un pintor modesto llamado Antonio Stattiesi, florentino, Pues, en aquella época una boda de Artemisia apagaría bastante el escándalo del juicio. Artemisia continua pintando y se instala en Florencia con su marido. Allí tuvo gran éxito, mantiene una gran amistad con Galileo Galilei, trabaja bajo el mecenazgo de los Medici y es admirada por Miguel Ángel Buonarroti el joven, sobrino del gran artista del Renacimiento. Su etapa florentina fue la más brillante de su carrera.  Fue la primera mujer en ingresar en la Accademia del Disegno (Academia del Dibujo) de Florencia, donde había estado Miguel Ángel. Pero Artemisia y su marido contrajeron muchas deudas y volvieron a Roma. Mientras estuvieron en Florencia tuvieron cuatro hijos y una hija, pero sólo la hija llegó a la edad adulta.

En 1.621 se traslada a Roma, probablemente separada de su marido, pues aparece en la docimentación como "cabeza de familia", con su hija y dos sirvientes. Entonces su padre se traslada a Génova. La mayor parte de las evidencias indican que Artemisia permaneció en Roma, donde tuvo otra hija, como pintora independiente Después se traslada a Venecia, buscando encargos más lucrativos, y en 1.630 se traslada a Nápoles, ciudad rica y llena de talleres y mecenas. En 1638 Artemisia se reunió con su padre en Londres en la corte de Carlos I de Inglaterra, donde Orazio se convirtió en pintor cortesano y recibió el importante encargo de decorar un techo en la Casa delle Delizie de la reina Enriqueta María de Francia en Greenwich; la alegoría del Trionfo della pace e delle Arti (Triunfo de la Paz y de las Artes).​ El padre y la hija estaban una vez más trabajando juntos, aunque ayudar a su padre probablemente no fuera su única razón para viajar a Londres: Carlos I la había llamado a su corte, y no era posible rechazarlo. Este rey era un coleccionista fanático, dispuesto a arruinar las finanzas públicas para satisfacer sus deseos artísticos. La fama de Artemisia probablemente lo intrigase, y no es una coincidencia que su colección incluyera un cuadro muy sugerente, el Autoritratto in veste di Pittura (Autorretrato de Artemisia como la Alegoría de la Pintura).

Orazio murió repentinamente, cuidado por su hija, en 1639. Artemisia tuvo que cumplir sus propios encargos después de la muerte de su padre, aunque no hay obras que puedan asignarse con certeza a este periodo. Se sabe que Artemisia ya había abandonado Inglaterra en 1642, cuando se producían las primeras escaramuzas de la guerra civil. No se sabe mucho de sus movimientos posteriores. Se cree que partió definitivamente a Nápoles en 1642 donde pasó el resto de su vida. En 1649 estaba de nuevo en Nápòles, en correspondencia con Antonio Ruffo de Sicilia quien se convirtió en su mecenas y buen comitente durante su segundo periodo napolitano. La última carta conocida a su mecenas data de 1650 y deja claro que ella estaba aún plenamente en activo. Evidencias recientes, sin embargo, muestran que aún aceptaba encargos en 1654, aunque dependía cada vez más de su asistente, Onofrio Palumbo. Por lo tanto, puede especularse con su muerte en la devastadora plaga que asoló Nápoles en 1656 y virtualmente barrió a toda una generación de artistas napolitanos. Después de su muerte en Nápoles cayó, como tantos, en el olvido.


Hata aquí su vida, Hablemos ahora de su pintura. Su padre era muy amigo de Caravaggio, y Artemisia comenzó a pintar bajo la influencia de ese estilo. En su amplia obran llaman la atención algunos cuadros, con temática muchas veces tratada por pintores anteriores, pero que, en manos de Artemisia fueron reinterpretados de una forma especial. Por ejemplo, Judit y Holofernes. en el que la heroina bíblica, ayudada por una criada,  decapita al general enemigo que ponía en peligro a su pueblo. 

Judit y Holofernes

Es cierto que la obra muestra una violencia inusitada.pero de ahí a ver en él la venganza de Artemisia hacia los hombres o un trauma por su violación, va un salto demasiado grande como para darlo sin apoyos contundentes y sin dudas, Si a eso añadimos la obra Jael y Sísara, en el que otra de las "mujeres fuertes" del Antiguo Testamento asesina de una forma particularmente sádica a un general invasor, ya tenemos a Artemisia convertida en un icono feminista desde los años 70. ¿Qué hacemos entonces? ¿Ocultamos entonces dulces imágenes de la Virgen amamantando al Niño porque no entran en el esquema? ¿Nos preguntamos por qué aceptó encargos para pintar a Santa Catalina, o Santa Cecilia, poniéndoles además su rostro sereno? Me parece más acertada la explicación de que Artemisia estaba habituada por el contacto desde niña con Caravaggio quien, no lo olvidemos, pintaba con frecuencia numerosas versiones de temas bastante violento con cabezas cortadas (Decapitación de San Juan Butista, David y Goliat, poniendo su propio rostro a las cabezas de San Juan y Goliat)

Jael dando muerte a Sísara


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